El honor de los Prizzi

Recientemente alquien me dijo que se daba cuenta de que su vida era como una obra de teatro. No tanto por lo ficticia, sino por tener la sensación de vivir en un escenario que no ha creado, por ser un personaje con un libreto a seguir. Con un guión de vida.

No hay que explicar mucho esta sensación de ser un personaje sin autor. La reconocemos fácilmente. El teatro y el cine están llenos de ejemplos de personajes sumergidos en «guiones de vida» automatizados, delimitados y, en la mayor parte de los casos, subconscientes.

En una de sus últimas películas, John Huston, un tipo que de guiones sabía un rato, utilizó a su hija Angelica para narrar lo que llega a ser la furia de una familia cuando ve mancillado su honor. Como póstumo presente de su padre, Angelica se fue con el oscar a mejor actriz secundaria. A pesar de no haber cumplido con el guión preestablecido por él mismo antes de morir; casarse con Jack Nicholson.

Os dejo una escena de esa maravillosa película:

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